jueves, 7 de febrero de 2008

Derechos Humanos

Dos diputadas diferentes, dos reivindicaciones pendientes

A partir de las asunción de las diputadas por FPV, Victoria Donda Pérez y de Rosa Chiquichano, entraron por la puerta grande del Congreso dos reivindicaciones históricas que aun no han sido saldadas.

Por Sofía Ordynans – NPA *

Victoria Donda Pérez y Rosa Chiquichano, diputadas nacionales por el Frente para la Victoria, electas el pasado 28 de Octubre para ocupar por primera vez un lugar en el Congreso, provienen de sectores diferentes, con pasados diferentes, convulsionados y atormentados ambos, pero es el mismo sentimiento de lucha y el pasado que heredaron el que las une y las trae hoy como representantes de sus movimientos, no solo desde un partido político especifico y en común, sino desde los lugares que ocupan intrínsecamente, dadas las condiciones de las cuales provienen.

Con genes de lucha

“Es una oportunidad histórica” consideró Victoria en uno de sus reportajes a Página 12 “para profundizar los cambios que comenzaron en el 2003” en materia de DDHH.
Victoria Donda, tiene 28 años, y se convirtió en la primera legisladora en recuperar su identidad y ocupar un cargo político. Nació en la ESMA en agosto de 1977, es la nieta número 78 restituida por las Abuelas de Plaza de Mayo, y la primer “hermana” encontrada por H.I.J.O.S.
Cuando en el 2004, el ex presidente Néstor Kirchner anunció la conversión de la Escuela de Mecánica de la Armada en Museo para la Memoria, Victoria decidió hacerse el examen de ADN que le revelaría que es hija de José María Laureano Donda y de María Hilda Pérez, nieta de Leontina Puebla de Pérez, una de las Abuelas fundadoras. Su caso es particularmente atroz, pues fue su tío, el teniente de navío Adolfo Miguel Donda Tigel (quien se encuentra procesado por crímenes de lesa humanidad) el principal mentor de la desaparición de sus padres, y quien se encargó de expropiarla de su familia y ubicarla en otra, quitándole su identidad.
A pesar de su temprana edad (16 años) y de las opiniones encontradas con su supuesto padre, Victoria comenzó a militar en el peronismo de izquierda. Primero en “Barrios de Pie” y luego en el Movimiento Libres del Sur, con el cual llegó a ser elegida concejal en el 2006, y diputada en el 2007.
Sin saber su verdadera identidad, comenzó a actuar destacadamente en el movimiento de derechos humanos, y como trabajadora social, en el Ministerio de Desarrollo Social. Buscarita Roa, abuela de Claudia Poblete, nieta restituida (caso por el que se declaró la inconstitucionalidad de las leyes de "Obediencia Debida" y "Punto Final") fue una de las que se contactó con Victoria para informarle sobre la posibilidad de ser hija de desaparecidos, y cuenta a NPA en exclusiva: “Es una nieta restituida, pero te puedo asegurar que ella fue trabajadora social y trabajó en derechos humanos desde antes de conocer su identidad, es decir, ella viene con un proceso de trabajo desde antes, lo cual otorga a su futuro, ahora esclarecido por saber su origen, una carga emocional muy fuerte” se emociona Buscarita y agrega: “Creo que es muy importante que una persona que pasó por un drama terrible, que tiene una historia muy traumática, muy dolorosa, sea una diputada que tenga que ver con los DD.HH, porque es una persona que lo va a trabajar desde lo mas intimo de sus sentimientos”.
En nombre de las Abuelas revela: “Nosotros como Abuelas, y desde el momento que buscamos a los jóvenes para devolverles su verdadera identidad, estamos muy orgullosas de tenerla como diputada, junto a Juan Cabandié ”. Este otro hijo de desaparecidos (el último nieto en ser encontrado) también asumió el 10 de diciembre último.
A pesar de que la misma Victoria lo niega, Buscarita sostiene “Tienen genes, son chicos que desde muy pequeños no se daban cuenta lo que estaba dentro de ellos, cosas que realmente ellos desconocían pero las tenían muy claras”.

La voz primera

“Éste es un momento de reflexión” puntualizó en su jura, la diputada Rosa Chiquichano “Primera que ha asumido en medio de una situación en donde ella se reconoce como indígena, pero no es la primera diputada indígena que hay” corrigió Roberto Ñancucheo del Consejo de Participación Indígena (CPI) quien continuó “Está esa costumbre de decir el primero o el último, y no, es una continuidad en la participación de los pueblos indígenas buscando distintos espacios de participación y es importante relevar y reconocer a la hermana Chiquichano, ya que ha sido la que planteó esta cuestión como una necesidad, y se paró desde ahí para decir, yo asumo - mas allá de que vengo por votos y un partido - para decir que he venido a pelear por los derechos de los pueblos originarios”, enfatiza entusiasta Ñancucheo.
Rosa Chiquichano nació en Yalalau-Bat, una reserva aborigen ubicada en la zona central de Chubut, en la que habitan aproximadamente 300 personas. Su tatarabuelo fue el legendario cacique Juan Chiquichano, y su bisabuelo, el también cacique Adolfo Nahuelquir Chiquichano. Tiene 60 años, se recibió de abogada a los 52, en la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco. Tardó tres años en recibirse, y a toda máquina: revela que en 25 días rindió 8 materias.
Tiene una larga militancia en el Justicialismo de su provincia, pero pocas veces ocupó un cargo electivo: fue concejal suplente en Trelew y diputada provincial, cargo inmediatamente anterior al actual.
El CPI es un organismo interlocutor representante de los pueblos indígenas ante el Estado, que cuenta con 84 delegados y una mesa de coordinación donde no hay cargos centrales “sino que somos 17 miembros, todos participes” cuenta Roberto Ñancucheo, quien en su entrevista con NPA, explica: “entendemos que hay un marco democrático que tiene que garantizar la participación civil de la sociedad mas allá de que no participamos de los partidos políticos, y entendemos que es un espacio válido para los hermanos que creen que dentro de ese espacio pueden trabajar para el reconocimiento de su derecho”. Más adelante, en relación a la representación de la voz aborigen que la nueva diputada podría representar, comparte: “Es un proceso, donde veamos que un hermano que levante la voz, nos sentimos representados. Si bien cada uno considera que hay muchas maneras de participar, cuando un hermano llega ahí, mas allá de que el confió en otros aspectos, nos sentimos totalmente representados por la voz de ese hermano”.


“Ahora, hay que proponer”

El hecho de que dos diputadas con éstas características cuenten con el aval de un poder político legítimo, y sobre el cual, con el trayecto en las militancias, fueron fundando sus bases durante tanto tiempo, indica que la sociedad en general y la política en particular, están tomando un viraje histórico, imprescindible para poder llevar a cabo, reivindicaciones que aun están pendientes para ambos bloques que comparten, por primera vez, la oportunidad de hacer posibles y efectivas, luchas que se encararon siempre, desde afuera del marco político electivo.
Se sabe sobre las mal llamadas “Conquistas del desierto” (encabezada la primera por Rosas, y la segunda por Roca) y del asesinato de miles de indios, y su toma como mano de obra; se sabe del destierro de los pueblos originarios, consecuencia de la colonización, aislándolos en reservas, se sabe de la mortandad de niños y adultos en el norte, producto de la hambruna y la desnutrición, a falta de políticas efectivas, y la deforestación de los bosques, sagrados para ellos (no se entiende porqué no para nosotros), para la posterior plantación de soja y la explotación agrícola, entre otras, no por ello menos importantes, consecuencias del desarraigo obligado que han sufrido los pueblos originarios de ésta tierra.
“Creo – continúa Ñancucheo - que hay políticas a aplicar. Está el artículo 75 inciso 17, es una facultad del Congreso. El Congreso tiene la facultad de y después de 13 años parece que el Congreso se ha olvidado de sus facultades. Entendemos que esto va a ser en lo que la participación de la hermana Chiquichano va a tener que estar centrada. Si el Congreso tiene facultades para el reconocimiento de los pueblos indígenas, pongámoslos en práctica”.
Por otro lado, existen todavía cientos de hijos y nietos de desaparecidos por la dictadura militar iniciada en 1976, niños robados como "botín de guerra" que fueron inscriptos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre N.N. anulándoles su identidad, privándolos de vivir con su legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad.
“Estamos muy orgullosas de tenerla como diputada – a Victoria Donda - y seguramente va a tener que pelear mucho con un montón de cosas que son muy difíciles, esto no es fácil, pero creo que ella va a salir adelante, es una persona muy inteligente” elogió Buscarita Roa.

Victoria Donda Pérez y Rosa Chiquichano, se presentan hoy ante la sociedad como paradigmas reivindicativos y a la vez impulsores de la idea de que pueden conjugarse el poder político como herramienta, y las convicciones que ambas luchas históricas se proponen de alguna manera, total o parcialmente, saldar, para bien de toda la sociedad. Ambos problemas (que a su vez se ramifican con el paso del tiempo, haciendo cada vez más urgente resolverlos, o por lo menos, esclarecerlos) pueden ser tratados y ayudar a su resolución, gracias a la asunción de ambas mujeres, y como refirió Roberto Ñancucheo “Ahora, hay que proponer, y tenemos la esperanza de eso”.

* Sofía Ordinanz es ex alumna del Taller de Redacción y Periodismo y pertenece a la camada de miembros fundadores de NPA.

Contactos:

Abuelas de Plaza de Mayo
http://www.abuelas.gov.ar/ – Tel.: (011) 4383-0983

Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) – Consejo de Participación Indígena (CPI)
http://www.inai.org.ar/ – Tel.: (011) 4348.8434

Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI)
http://www.inadi.org.ar/ – (011) 4346-1731

martes, 5 de febrero de 2008

Informe "sorprendente" de Human Rights Watch


¿Quién es terrorista, quién es democratico?

“En el nuevo siglo, la tendencia a desposeer la democracia de su sentido esencial es continua, sobre todo alentada por países como Estados Unidos y de la Comunidad Europea”, afirma tajante el último informe que presentó la organización estadounidense Human Rights Watch (HRW). No es ésta ONG precisamente devota de utilizar los derechos humanos como arma política, por lo que resultan sorprendentes éstas y otras acusaciones. El documento denuncia que democracias consolidadas como EE UU o las europeas, socavan el avance de los derechos humanos al considerar democráticos gobiernos autoritarios. También cuestiona a Rusia como falsa democracia, y al presidente colombiano Álvaro Uribe como claramente ligado a los paramilitares.

En su informe anual, que revisa la situación de 75 países, la ONG estadounidense denuncia que "demasiados Gobiernos" pretenden ganarse la etiqueta de "democráticos" con la venia de EE.UU., país al que califica como “mal ejemplo para la democracia mundial”. "Estados que se proclaman democracias, como Pakistán o Kenia, no garantizan que la libertad es parte central de su sistema político", apunta el informe. La organización denuncia que Washington y la Comunidad Europea "siguen el juego" a Gobiernos como los de Rusia, Bahrein, Jordania y Tailandia, que en 2007 celebraron comicios “ampliamente cuestionados”.
Según HRW, la democracia se ha devaluado y convertido en una "etiqueta" que permite a muchos Gobiernos lograr la legitimidad internacional que otorgan las urnas, sin tener en cuenta cómo se ha desarrollado el proceso electoral. "Por intereses energéticos, comerciales o antiterroristas, a las democracias tradicionales les conviene hacer ver que se crean falsas democracias", añade. Los Gobiernos occidentales tampoco reclaman aspectos vitales como la prensa libre o el derecho de reunión.

EE.UU. y Europa: malos ejemplos para jóvenes democracias

La organización de derechos humanos, afirma que al apoyar regimenes autoritarios, Occidente conspira contra el respeto por los derechos humanos y contra la propia democracia que dice defender.Para HRW, el ejemplo que ofrecen países como EE UU es nefasto para el concepto de democracia en el siglo XXI. Sus "evidentes y graves abusos en la lucha contra el terrorismo" hacen difícil exigir a otros Gobiernos que respeten los derechos humanos. En ese sentido, se critica que Washington y Londres, aliados de Pakistán, no condicionen su ayuda al país a la mejora de las condiciones previas a las elecciones que se celebran este mes.
Asimismo, la falta de respuesta por parte de EE UU a las sospechas de manipulación en las elecciones de Nigeria hace un año, podría haber animado al Gobierno de Kenia a hacer lo mismo en las presidenciales de diciembre, que provocaron la ola de violencia que se ha cobrado hasta el momento más de 800 muertos, y ha desestabilizado a otros gobiernos de África central, con resultados impredecibles.
El informe de HRW asegura que en 2007 se cometió fraude electoral en Chad, Jordania, Kazajistán, Nigeria, Uzbekistán y Kenia, mientras que en Azerbaiyán, Bahrein, Malasia, Tailandia y Zimbabwe, los Gobiernos mantuvieron un estricto control del proceso electoral que les permitió manipular los resultados.
HRW lamenta que se digan democráticos algunos países "sólo por el hecho de convocar elecciones". La organización acusa a EEUU y la UE de guardar silencio ante todos esos abusos y fraudes electorales "por conveniencia política". Cabe preguntarse porqué se preocupan tanto por Venezuela , dónde un “dictador” aceptó su derrota por unas décimas de punto. O su presión y amenazas constantes sobre el estado “terrorista” de Irán, una de las democracias más grandes de Medio Oriente.

Guerra contra la democracia

En otro pasaje del informe, Human Rights Watch citó el ejemplo del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, quien "ha hablado de su compromiso con la democracia en el extranjero, pero muy frecuentemente ha guardado silencio acerca de la necesidad de que todos los gobiernos respeten los Derechos Humanos".
También acusa a ese gobierno de hacer todo lo posible por tapar violaciones graves a los derechos humanos en Chad, Colombia, la región de Ogaden en Etiopía, Irak, la República Democrática del Congo, Somalia, Sri Lanka y la región sudanesa de Darfur.
En cuanto a los abusos perpetrados en el marco de la "guerra contra el terrorismo", el informe denuncia concretamente a los Gobiernos de Estados Unidos, Francia, Pakistán y Reino Unido.
El informe también denuncia los abusos cometidos por Estados Unidos contra los prisioneros en la llamada "guerra contra el terrorismo" y recuerda que 275 personas permanecen recluidas en la base naval norteamericana de la Bahía de Guantánamo, Cuba, "sin acusación formal". Algunos de ellos siguen retenidos pese a que ya se ha autorizado su puesta en libertad "porque no pueden regresar a sus propios países y ninguna nación está dispuesta a reasentarlos".
Aparte, "Estados Unidos continúa teniendo la tasa de encarcelamientos más elevada del mundo y los hombres negros son encarcelados en una proporción seis veces superior a la de los hombres blancos", denuncia el informe de HRW.
HRW denuncia también el bloqueo impuesto por Israel en la Franja de Gaza, que "niega a 1,4 millones de ciudadanos los alimentos, combustibles y medicamentos que necesitan para sobrevivir, un castigo colectivo que viola todo Derecho Internacional, una vergüenza para un país que fue perseguido". También se acusa a Israel de desaparición forzada de personas, semi reducción a la servidumbre a los palestinos, tortura como práctica habitual, asesinatos de menores, entre una larga lista.
Sobre todo “llama la atención sobre el desconocimento de las elecciones democráticas y soberanas que se dieron en Palestina y en las que ganó Hamas. Israel muestra claramente que sólo cuando voten como ellos quieren, el pueblo palestino tendrá paz”

Con Uribe, la paz es imposible para Colombia

"El problema en Colombia-dijo Kenneth Roth, director de HRW- es que los esfuerzos del gobierno de Uribe no son serios. La impunidad sigue siendo la norma, y los paramilitares han vuelto a matar y desaparecer sindicalistas y políticos".
Quizás uno de los alegatos más valientes (que nadie en la prensa argentina se atrevería a decir, ya que pocos conocen la idiosincrasia colombiana) es la influencia de los paramilitares de extrema derecha en el seno del gobierno colombiano y los desmanes que cometen estos grupos.
"Los asesinatos selectivos, las desapariciones forzadas, el uso de minas antipersona, y las amenazas contra sindicalistas, defensores de los derechos humanos y periodistas, continúan siendo graves", según la organización de derechos humanos estadounidense.
Sobre el nexo de los grupos de ultraderecha y los políticos, HRW recuerda que el año pasado 17 congresistas de partidos de la coalición que respalda al presidente Alvaro Uribe fueron encarcelados acusados de colaborar con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Entre ellos se encuentra Mario Uribe, primo del mandatario y miembros de la familia de la ex ministra de Relaciones Exteriores, Consuelo Araújo, señalados por su "presunta colaboración con paramilitares responsables de amplias atrocidades", puntualizó el informe.
¿Así que Alvaro Uribe quiere la paz?. Tienen que venir organismos de DD.HH. estadounidenses para anunciarnos que “el fuego, quema”. Otro capítulo olvidable del timorato periodismo argentino, que sólo se quedó con la “telenovela del niño Emanuelle”
“En abril, Uribe -continúa el reporte- presentó una propuesta para que estos congresistas puedan recuperar la libertad, aunque desistió luego de ella por considerar que ponía en peligro la aprobación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, del que es principal aliado en América latina. La razón era no parecer simpatizante u organizador de grupos terroristas”.
De acuerdo con la organización, Uribe, personalmente, ha socavado el esfuerzo de la Corte Suprema por investigar los crímenes de la "parapolítica" al lanzar ataques contra la institución y acusarla de tener un tinte ideológico.
Según el reporte, Uribe ha llegado hasta llamar personalmente a miembros de la Corte para averiguar por el estado de algunas investigaciones, en directa alusión al caso de su primo Mario Uribe. Aunque el presidente lo niega y en el momento existe un proceso judicial en curso, la organización lo menciona como un hecho constatado.
José Miguel Vivanco, su director ejecutivo para América Latina catalogó las acciones del presidente como "intimidatorias, por lo menos”. Ya se sabe que un llamado del presidente es solo una presión indebida en cualquier país. En Colombia puede ser una sentencia de muerte segura.
El documento también advierte que si bien el gobierno ha anunciado “con bombos y platillos” que tras concluir en 2005 la desmovilización del grueso de las AUC "no existen más paramilitares", según organismos de ONU y la OEA hay jefes "de rango intermedio que continúan sus actividades criminales y reclutan combatientes, además del apoyo irrestricto que presta el ejército y parte del gobierno". Por si fuera poco acusa al gobierno de haber montado un show mediático, ya que muchos de los “paras” rendidos, no eran siquiera combatientes
El reporte también denuncia los secuestros de civiles y el uso de minas antipersona por parte de la guerrilla."Las FARC continúan utilizando en forma extensa las minas antipersona (...) y continua comprometida regularmente en secuestros", indica HRW.
Igualmente la entidad estadounidense señala un aumento en las ejecuciones extrajudiciales de civiles por parte de las Fuerzas Armadas colombianas "que han tenido un incremento sustancial en los años recientes, algo que no se explica, salvo por la conivencia de los altos rangos militares y del poder ejecutivo (Alvaro Uribe)".
La Organización No Gubernamental solicita entre otros cosas, que se detenga la impunidad en los crímenes contra sindicalistas de izquierda y se obtengan condenas contra sus responsables. Con este fin pidió al Congreso estadunidense congelar el proceso de ratificación del Tratado de Libre Comercio (TLC), hasta que este país garantice avances en el tema de derechos humanos.
En una carta enviada a la Representante Comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, el director de la ONG, Kennet Roth, pidió que se use el TLC para presionar al gobierno de Colombia con el objeto que brinde protección a los sindicalistas.
Los congresistas demócratas, ya afirmaron que condicionan la ratificación del TLC a mejoras en el tema de los derechos humanos y a garantías sindicales mínimas en Colombia.
De igual modo, exige investigar y enjuiciar a militares, policías y políticos que colaboraron con los paramilitares colombianos y asegurarse de que quienes están presos revelen a quienes los financiaron.
La ONG también pide extraditar a los Estados Unidos a los líderes de las paramilitares involucrados en tráfico de drogas que no hayan cumplido con su compromiso de confesar sus crímenes y cesar sus actividades, tras desmovilizarse y acogerse a beneficios judiciales.
Aunque admitió que las cifras de muertes de sindicalistas se han reducido, mencionó los crímenes de 800 personas y más de 10.358 amenazas en 2007, como prueba que el problema persiste en Colombia.
‘No creemos que Estados Unidos deba otorgar ingresos sin aranceles a productos en muchos casos elaborados por trabajadores que no pueden ejercer su derecho de asociación, en gran parte por la violencia antisindical que existe”, señaló Roth.
Obviamente el informe señaló que Colombia es el país más peligroso de Latinoamérica para el gremialismo (de izquierda).

lunes, 4 de febrero de 2008

Reseña del último libro de Naomi Klein: Shock Doctrine


La doctrina del shock, o cómo triunfó el neoliberalismo a los golpes
Por Eduardo Soler (NPA) Una cosa es cierta. Naomi Klein, tras el éxito de NoLogo, no se ha quedado cruzada de brazos. Se puso nuevamente en ruta, visitando o viviendo por breves períodos en Argentina, Brasil, Sudáfrica, Chile, Bolivia, Irak, Sri Lanka, Tailandia, Líbano, Rusia y, huelga decirlo, EEUU. Desde esos países ha enviado reportajes y en esos países ha entrevistado a economistas y a activistas para periódicos como The Guardian, The Nation o el New York Times. Al propio tiempo, ha acumulado información sobre los cambios operados en el neoliberalismo tras el ataque al World Trade Center neoyorquino del 11 de septiembre del 2001. Con el paso del tiempo, sin embargo, ha madurado en ella la convicción de que el capitalismo del siglo XX presentaba robustos elementos de continuidad, pero también de discontinuidad, respecto a los elementos que la ensayística contemporánea llama los gloriosos treinta años, es decir, el período de desarrollo económico y social que siguió a la II Guerra Mundial, que vio surgir en muchos países la presencia reguladora del estado en la economía y en la vida social.La continuidad venía del Estado de Bienestar, en sus diversas traducciones nacionales, y de una relación de dominación de algunos países fuertes respecto de otros países "débiles", usados precisamente como laboratorios de experimentación de políticas económicas desprejuiciadas que en el potente Norte habrían hallado no pocas resistencias por parte de las fuerzas sindicales y políticas del movimiento obrero y de otros movimientos sociales. Lo difícil, en cambio, era perfilar las discontinuidades. Y son precisamente las discontinuidades las que centran la atención de Naomi Klein.La constelación neoliberalEl resultado es un libro que puede leerse como una contrahistoria del neoliberalismo contemporáneo. Su título, Skock doctrine [La doctrina del shock], introduce inmediatamente en la tesis del volumen: las crisis –económicas, sociales o políticas— y las catástrofes ambientales, se aprovecha el estado de indefención del individuo para introducir reformas neoliberales impracticables en otro momento y que durante estos años han llevado a la demolición del Estado de Bienestar.El libro entra, para empezar, en el corazón de la Guerra Fría. En aquellos años, el futuro premio Nóbel de economía Milton Friedman empieza a urdir su tejido para construir una red intelectual de investigadores favorables al libre mercado. Es un economista brillante, pero sus propuestas a favor de la demolición de la intervención estatal en la sociedad y en la economía resultan demasiado "extremistas" en relación a lo que hacen las empresas y el gobierno de Washington. Con todo, su centro de investigación recibe financiación de fundaciones privadas y del gobierno. Milton Friedman sostiene, ya entonces, que las crisis pueden usarse para una "terapia de shock" (utiliza el término permanentemente), a favor del libre mercado.Milton Friedman se convierte en el agitador y propagandista máximo del neoliberalismo, mientras que sus discípulos son enviados por el mundo entero en misión de proselitismo. Sus recetas acabarán convirtiéndose en programas de política económica en Chile, Paraguay, Argentina, Brasil, Guatemala, Venezuela. Todos tienen una particularidad. Son programas aplicados con tanques blindados en las calles y tortura sistemática en las prisiones, y tantos desaparecidos, que ni siquiera los medios de comunicación estadounidenses pueden ignorarlo.La parte del libro que habla de los años sesenta y setenta, cuenta la historia de los golpes de Estado y del uso sistemático de la violencia contra los opositores políticos, y puede parecer un “dejà vu” de historias sabidas desde hace tiempo. Pero Naomi Klein lo presenta como la primera crisis del neoliberalismo. Chile, Argentina y Paraguay son “laboratorios”, en los que se enriquecen muchas transnacionales estadounidenses, a las que se les permite apropiarse de muchas materias primas y abrir nuevos mercados para sus productos. Una especie de renovada acumulación primitiva deslocalizada fuera de las fronteras nacionales. Por eso vale la pena financiar, en consenso con Washington, el terrorismo de estado chileno, argentino, brasileño y paraguayo. Y es precisamente en ese período que la “red intelectual”, el “Al Qaeda” tejido por Friedman se consolida y se extiende al mismo tiempo.Resulta impresionante el trabajo hecho por Naomi Klein de reconstrucción de las carreras políticas, los vínculos de amistad, las relaciones de negocios de hombres –de Dick Cheney a Donald Rumsfeld, de John Ashcroft a Domingo Cavallo, de Michel Camdessus a Paul Bremen, a Paul Wolfowitz y a la familia Bush— que pasan de un consejo de administración de alguna transnacional a la dirección de un think thank neoliberal, de puestos de responsabilidad en algún gobierno, a los despachos del Banco Mundial o del FMI.La hasta ahora contado es historia conocida para los que vivimos fuera de los EEUU. Naomi Klein lo sabe, pero también es consciente de que en los EEUU es historia sabida o desvelada sólo para una minoría de activistas o intelectuales radicales. De aquí su obra de sistematización de las informaciones antes de entrar a contar la segunda ola neoliberal, que tiene, como la primera, un apóstol. Es otro economista, se llama Jefrey Sachs y quiere demostrar que el libre mercado, a diferencia de lo que pareció ser el caso en América Latina, no es incompatible con la democracia. Es un auténtico "evangelista del capitalismo democrático", y ve en el desplome de la Unión Soviética y del socialismo real la mejor oportunidad para conciliar la democracia con las "leyes naturales" del mundo de los negocios. Aconseja –y es escuchado— a la Polonia de Lech Walesa y a la Rusia de Boris Yeltsin una desregulación radical de sus economías. Su receta será un fracaso, pero en ese mismo momento, su "terapia de shock" halla un valioso aliado en un FMI ya definitivamente depurado de economistas vinculados todavía a las teorías de Lord Maynard Keynes. La deuda será el arma vencedora empleada por los neoliberales, que concederán préstamos sólo a condición de que se desregularice completamente la economía. Es el llamado “Consenso de Washington”, son su corolario de "programas de ajuste estructural". Como en el pasado, las transnacionales se harán de oro, pero Sachs, lo mismo que los demás "evangelistas del libre mercado", sostiene que lo que ahora corresponde, es que todas las actividades productivas y los servicios sociales gestionados por el estado sean puestos en subasta, aun a costa de sacrificar centenares de miles de puestos de trabajo sobre el altar de la competitividad internacional. La pobreza, no dejan de repetir, es un efecto colateral que sin embargo acabará siendo despejado por la mano invisible del mercado.La "terapia de shock" se nutre ya, de estrategias de marketing, propaganda y falsificación de datos, tratando de demostrar que el mercado libre es la única vía para escapar de la decadencia económica y de la pobreza masiva. Pero el consenso tiene que ser conquistado electoralmente, aun si eso puede llegar a ralentizar el ritmo de "reformas".La política woodooPara remover ese obstáculo hay una estrategia bien probada durante la "guerra de la deuda" en América Latina: crear el pánico, para luego presionar a fin de que se adopten "terapias" económicas neoliberales. El Banco Mundial y el FMI se convierten entonces en instituciones supranacionales adaptadas al objetivo de limitar la soberanía popular y privar a los gobiernos nacionales de cualquier autonomía decisional. Los programas económicos son, pues, confeccionados en Washington, pero su aplicación “in situ” viene garantizada por personal político "fiel a la línea". Naomi Klein muestra documentalmente cómo incluso las crisis asiáticas de los años noventa tuvieron como protagonistas al Banco Mundial y al FMI, que orquestaron a sabiendas la crisis financiera a fin de demoler toda presencia estatal en la economía. Y cuando Tailandia, Filipinas, Malasia, Indochina y Corea del Sur capitularon frente al FMI, un "Chicago boy" escribió una columna en el Financial Times parangonando la revolución del libre mercado en Asia con una "segunda caída del Muro de Berlín".En América Latina la situación es distinta. Las dictaduras se desplomaron una tras otra y subieron al poder muchas coaliciones de centroizquierda. Es la era, afirma Naomi Klein, de la política woodoo, caracterizada por programas electorales keynesianos y sucesivas políticas económicas rígidamente neoliberales.El embrollado ovillo que Naomi Klein pacientemente deshilvana muestra no tanto un comité de negocios de la burguesía, cuanto un “trust” de empresas cuyo negocio consiste en el vaciamiento del estado de toda función, incluida la de la guerra. Es el nacimiento del "estado corporativista", según lo define la autora, en donde una restringida elite pasa de una empresa a cargos públicos sin el menor respeto a las normas liberales contra el conflicto de intereses. El "capitalismo de los desastres" no puede sino seguir renovando la inseguridad social. El 11 de septiembre es, desde este punto de vista, un “maná” para los neoliberales. La "guerra al terror" se convierte así en la retórica tras la que ocultar la venta de la defensa nacional a las empresas privadas y el pleno control del petróleo.Con la invasión de Afganistán y del Irak, el “warfare”, es decir, el uso de la guerra para relanzar la economía, se ha elevado a sistema, porque la guerra al terror es una guerra total que no sólo implica al sector militar, sino a la sociedad entera. Iluminador a este respecto resulta el capítulo que la periodista canadiense dedica a Israel, haciendo del desarrollo de la industria “high-tech” de la seguridad y de la llegada de los hebreos de la Europa del Este tras la caída del Muro de Berlín, dos de las claves interpretativas –no las únicas— del paso de una hipótesis de paz con los palestinos al funesto paseo de Ariel Sharon por la explanada de las mezquitas, que provocó la segunda Intifada. Los prófugos del Este europeo pudieron substituir la fuerza de trabajo palestina a bajo costo, mientras que las empresas “high-tech” pudieron ofrecer sus productos al mundo entero, visto que la guerra al terror es la guerra de la civilización occidental contra sus enemigos.La economía de la catástrofe. Cuando Naomi Klein comienza a analizar los efectos devastantes del huracán Katrina y del Tsunami, descubre que las catástrofes son utilizadas por el FMI como misión “creep”, es decir, expansión indebida de una misión, en este caso, de la máquina pública. Los últimos baluartes del estado como garante de la convivencia social son sometidos a ataque. Nueva Orleáns se ha convertido en el laboratorio de esa ulterior privatización del estado. Análogamente, el Tsunami es utilizado para transformar algunas regiones o aun naciones (Sri Lanka, Tailandia y las Maldivas) en clubes de vacación para las elites globales.Así es narrado el capitalismo de los desastres. Naomi Klein, como ya hiciera en NoLogo, no quiere construir una teoría del desarrollo capitalista. Es una excelente publicista y periodista de investigación que se plantea siempre la pregunta correcta: cómo organizar la resistencia al neoliberalismo. Es verdad que su defensa del “Estado de Bienestar” puede parecer ingenua, pero cuando empieza a enumerar qué hacen y qué proponen los movimientos sociales, el suyo resulta un keynesianismo que abre puertas al autogobierno por parte de los movimientos sociales y a una democracia radical (o democracia “real”).”Shock doctrine” es, pues, un libro ambicioso, porque pretende ofrecer un mapa del "capitalismo de los desastres". Es ciertamente un fresco de la reorganización del capitalismo tras el 11 de septiembre y empieza a identificar sus puntos de fuerza, las empresas líderes que están emergiendo, su vocación global. Pero también identifica sus puntos débiles. Es, pues, un mapa útil de leer, también para prepararse a resistir la próxima ola de terapia de shock que se alimentará con la próxima catástrofe ambiental, la inminente caída de Wall Street, con la próxima etapa de la guerra preventiva. O el anunciado recorte de los gastos sociales para contrarrestar la decadencia económica.

sábado, 2 de febrero de 2008

INVESTIGACIÓN ESPECIAL



La mafia farmacéutica: mercaderes de la muerte.

Es el tercer mercado después del de la venta de armas y las telecomunicaciones. Sus prioridades son comerciales, no le dan importancia a las curas, sino a los tratamientos. Arreglan “por izquierda” con todos los gobiernos. A los especialistas que no pueden comprar, se los persigue y estigmatiza (en el mejor de los casos). No les importa encontrar remedios para enfermedades "de pobres", como las que padece África. Tienen un lobby tan grande que fue capaz de voltear gobiernos, incluso en Argentina. ¿Porqué son subsidiados y tolerados estos mercaderes de la vida y la muerte?

Por Carlos Machado

El mercado farmacéutico mueve unos 200.000 millones de dólares al año. Un monto superior a las ganancias que brindan la venta de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en la fabricación de un medicamento se obtienen mil en el mercado. Y las multinacionales farmacéuticas saben que se mueven en un terreno de juego seguro: si alguien necesita una medicina, no va a escatimar dinero para comprarla. Este mercado, además, es uno de los más monopolizados del planeta, ya que sólo 25 corporaciones copan el 50 por ciento del total de ventas. De ellas, las seis principales compañías del sector –Bayer, Novartis, Merck, Pfizer, Roche y Glaxo- suman anualmente miles de millones de dólares de ganancias, a lo que hay que añadir más todavía, dado que todos los grandes grupos farmacéuticos son también potencias de las industrias química, biotecnológica o agroquímica. Todo ello, y su imparable avidez por seguir haciendo dinero y creciendo cual un parásito destructivo, hace que las multinacionales del sector, haciendo gala de una total impunidad, se desentiendan de su verdadero cometido, la salud, y no reparen en aplastar a competidores menores, atacar a gobiernos débiles que intenten enfrentarlas y, lo que es peor, mantener precios prohibitivos para las poblaciones de escasos recursos y a la vez fabricar productos que en muchísimos casos terminan envenenando a los eventuales pacientes. Sobrados ejemplos hay en ese sentido.
Uno de ellos tuvo como protagonista a Merck, uno de los gigantes farmacéuticos que se vio obligado a retirar del mercado a una de sus estrellas, el antiinflamatorio Vioxx (rofexocib), cuya venta le reportaba 2.500 millones de dólares al año. Pero hasta que Merck retiró ese medicamento fue demasiada la sordera, la negligencia y la falta de ética frente a las constantes advertencias sobre los riesgos cardiovasculares que producía. Actualmente, ese fármaco podría causarle a Merck muchas más pérdidas que su retiro de las ventas. En Estados Unidos, la compañía fue declarada responsable de la muerte de Robert Ernst y obligada a pagarle a su viuda 253,4 millones de dólares, pero se encuentran pendientes de resolución unas 5.000 denuncias, y puede suceder que la compañía farmacéutica tenga que desprenderse finalmente de entre 18.000 y 50.000 millones de dólares. Sin embargo no sólo Merck fue el responsable de la negligencia, sino que un organismo como la Agencia para las Drogas y los Alimentos (FDA-Foods and Drugs Agency), el ente gubernamental norteamericano que supuestamente debe velar por la salud y la alimentación de los contribuyentes, también es corresponsable.
Desde el año 2002 se sabía que el Vioxx aumentaba la posibilidad de generar infartos al corazón o problemas similares, por lo que corrieron las sospechas: ¿apoyó Merck algunos trabajos o investigaciones de la FDA, o hubo algún tipo de contraprestación o, si se prefiere, de “coimas”?. Nada de ello resultaría extraño, si nos atenemos a los antecedentes de la FDA en el juego de intereses con que son favorecidos los grandes grupos químico-farmacéuticos, y de los que nos ocupamos en notas anteriores. Lo cierto es que Merck no retiró al Vioxx del mercado hasta el año 2004, un retraso inexplicable ya que eran demasiadas las evidencias de múltiples efectos cardiovasculares adversos del fármaco, y una falta de respuesta rápida incomprensible en una compañía fundada hace 340 años.
La conclusión no es tan difícil: las ventas del producto fueron más importantes que sus efectos adversos.

Hipocráticos hipócritas

Hace tiempo que es vox pópuli el hecho de que los laboratorios acosan a los médicos para que éstos receten con exclusividad sus productos. Un acoso nada incómodo para los profesionales de la salud, ya que por aceptarlo se llevan no pocos beneficios. Lamentablemente hoy en día son una gran mayoría los médicos que de buen grado se dejan caer en las redes de este soborno. Incluso puede observarse, cuando alguien va a atenderse a un consultorio, de qué manera los doctores dejan de lado por varios minutos la atención a sus pacientes para dar preferencia a la recepción, en medio de los turnos, de trajeados visitadores médicos llevando en las valijas no sólo sus promociones, sino también los regalitos de rigor. Un caso de este tipo, y a gran escala, explotó con ribetes de escándalo en Italia, y la autoría del soborno en cuestión correspondió a otra de las grandes multinacionales farmacéuticas.
Luego de un trabajo que le llevó dos años, la Fiscalía de Verona hizo pública hace unos dos años una investigación que sacó a la luz lo que en ese país también era un secreto a voces: médicos que reciben regalos y sumas de dinero de una multinacional farmacéutica a cambio de recetar sus productos. La acusación apuntó, con nombres y apellidos, nada menos que a 4.400 médicos de toda Italia y a 273 dirigentes y empleados del grupo británico Glaxo Smith Kline (GSK), uno de los líderes mundiales del sector, cuya sede italiana se encuentra precisamente en Verona. Las prácticas en cuestión se llevaron a cabo en el período 1999-2002, y las acusaciones van de soborno y corrupción a asociación delictiva en el caso de algunos dirigentes de Glaxo en Italia.
La investigación se originó en la región del Véneto, cuando la Policía Fiscal descubrió en la contabilidad de la compañía una cantidad exagerada, de alrededor de 100 millones de euros, destinada a “promoción”. La Fiscalía acusó a Glaxo de haber desembolsado un millón de euros anuales para que los médicos prescribieran determinados fármacos y se atuvieran al catálogo de la compañía. De acuerdo a lo explicado por la policía italiana, todo el sistema de “comisiones” y regalos era controlado por un sistema informático conocido con la clave “Giove”, en el que era registrado el rendimiento de cada médico y en base a ello se establecía la importancia del premio.
Los métodos de captación de los profesionales utilizados por Glaxo incluían viajes a lugares paradisíacos, relojes de oro, computadoras personales y dinero en efectivo. En algunas conversaciones telefónicas interceptadas por los investigadores en 2003, algunos vendedores de Glaxo se jactaban del aumento en las ventas logrado gracias a los sobornos. Por su parte, los fiscales informaron que la firma cuidaba a los facultativos en todos los niveles, desde la medicina general -2.579 profesionales denunciados- con obsequios de computadoras, reproductores de DVD o cámaras fotográficas, hasta los especialistas, con 1.738 acusados que recibían obsequios aún más valiosos como viajes, financiación de congresos y elementos de alta tecnología. Asimismo hubo un grupo de 60 médicos investigados, adscriptos a servicios de oncología, que participaron en un programa denominado Hycantim, un producto para el tratamiento de tumores. Según las acusaciones, esos médicos recibían incentivos por cada paciente al que le prescribían ese fármaco. Uno de los fiscales señaló, al referirse a los ejecutivos de la compañía y el precio del producto: “Para esta gente, cada enfermo valía 4.000 euros. Daba igual si el medicamento era bueno o no, lo importante era tener el mayor número de pacientes”.
Una buena muestra de que la codicia de la industria farmacéutica ha convertido la enfermedad en un negocio. En el caso antes apuntado, contando con la complicidad de médicos que ningún favor le hacen a su otrora noble profesión, manchando el juramento de Hipócrates y convirtiéndolo en un código de hipócritas.

Bayer, mucho más que una aspirina

Seguramente el grupo farmacéutico que se lleva las palmas en lo que hace a la acumulación de dinero y poder sin que le importe pisotear pequeños competidores y, peor aún, envenenar consumidores, es Bayer AG. Una empresa presente en todos los países del mundo que opera en la misma sintonía de colegas suyos como Monsanto y Dow Chemical, multinacionales químicas que también abarcan el rubro farmacéutico y de las que nos ocupamos en notas recientes. La historia de la compañía alemana Bayer, con su sede central en la ciudad de Leverküsen, se remonta al siglo XIX, cuando nació como IG Farben, y está colmada de hechos aberrantes, pero claro, “de eso no se habla”, y teniendo como toda multinacional con trapos sucios quien se los lave y contando además con 400 parlamentarios en su país, tanto regionales como nacionales, que antes pasaron por las filas de la empresa y continúan brindándole fidelidad, ocultar parte de su historia negra no le resulta difícil. Pero aquí recordaremos parte de esa historia.
Esta multinacional, que también se identifica con agentes de guerra química, con innumerables insecticidas y venenos caseros y con “medicamentos” como la heroína -un temprano patentamiento de Bayer antes de comprobar lo que causaría-, ha trabajado en muchas oportunidades estrechamente con dictadores y criminales de guerra, desde Hitler en adelante. Uno de sus directores, Carl Duisberg, ya se había encargado personalmente de propagar el concepto de “trabajos forzados” durante la Primera Guerra Mundial, idea que posteriormente fue aplicada con mucha más dedicación por los nazis, al someter a esos trabajos forzados a prisioneros de guerra, habitantes de los países ocupados y trabajadores extranjeros. Esto a su vez derivó hacia los asesinatos masivos, muchos de ellos en el campo de concentración cuyos terrenos eran propiedad de la IG Farben y del que se guarda un lamentable recuerdo: Auschwitz. Pero la compañía no sólo colaboró con esos terrenos. También fabricó el gas Zyclon B, utilizado para exterminar judíos en ése y otros campos de concentración. Después de la Segunda Guerra Mundial, la IG Farben se fragmentó en las empresas Bayer, BASF y Hoechst, pero ninguna de las tres indemnizó adecuadamente a las víctimas, sobrevivientes o familiares. Cuando moría el siglo XX y tras una investigación de nueve meses, Bayer fue hallada responsable de la muerte de 24 niños en la remota aldea andina de Taucamarca, en Perú, al ingerir en su desayuno alimentos envenenados con el pesticida metil-paratión, en tanto otros 18 sufrieron daños en su salud y en el desarrollo a largo plazo. El pesticida, un organofosforado que era comercializado por la compañía con el nombre de Folidol, era vendido a pequeños agricultores en toda la zona andina peruana, la mayoría de ellos analfabetos y que solamente hablan en idioma quechua. Bayer empaquetaba ese pesticida –un polvo blanco semejante a la leche en polvo y sin olor a químicos- en pequeñas bolsas plásticas, etiquetadas en español y con el dibujo de un vegetal, en tanto las etiquetas no ofrecían ninguna información de seguridad, ni siquiera en pictogramas, que pudieran ser interpretadas por los habitantes de las aldeas. Un informe del Congreso peruano concluyó en que Bayer debería compensar a las familias afectadas, y éstas iniciaron en octubre de 2001 una acción judicial contra la empresa y su subsidiaria Bayer-Perú, alegando que debieron tomar medidas para prevenir el mal uso de un producto extremadamente tóxico dada la preeminencia de idiomas indígenas en el interior de Perú. Sin embargo, dos días después de iniciada la acción legal el juez de la Corte Superior de Lima desestimó la demanda por “cuestiones de procedimiento” y concluyó sumariamente, e ilegalmente, que los demandantes “no habían planteado de manera adecuada el caso sustancial”. Según las leyes peruanas, en la fase inicial del litigio el juez sólo puede determinar si los documentos de la demanda están completos o no, pero no puede pronunciarse sobre cuestiones legales sustanciales. ¿Otra muestra del poder de una multinacional, en este caso quizás presionando o comprando a un juez?. El caso es que las familias apelaron esa sentencia ilegal y, por lo que se supo hasta ahora, aguardaban la fijación de una nueva audiencia, mientras acusan además al ministerio de Agricultura peruano de no hacer aplicar las normas sobre pesticidas, dado que en ese país es común la venta sin control de pesticidas de “uso restringido”, como el que causó la muerte de esos 24 niños.
Durante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible que se llevó a cabo en Johannesburgo, Sudáfrica, las familias afectadas escribieron al entonces secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pidiéndole que excluyera a Bayer del Pacto Mundial de la ONU debido a las acciones de esa compañía en Perú. El Pacto Mundial es una asociación entre la ONU y diversas empresas multinacionales que se comprometieron a “respetar el ambiente y los derechos humanos”. La carta a Annan fue firmada, en representación de la aldea de Taucamarca, por Víctor Huarayo Torres, dos de cuyos hijos estaban entre los 24 niños muertos por el envenenamiento con el pesticida de Bayer, y expresa: “Los padres dolientes de mi aldea no podemos entender cómo la ONU puede apoyar a una compañía como Bayer, que continúa vendiendo sus pesticidas más tóxicos, clasificados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como extremadamente peligrosos, muchos años después de haber prometido públicamente retirarlos, en 1995. Tampoco entendemos por qué la ONU respalda a la compañía que permitió la venta de metil-paratión en una región donde sabía que los residentes no podrían leer las instrucciones de la etiqueta”.
Pese a sus famosas aspirinas, Bayer debió soportar algunos otros dolores de cabeza, como en mayo de 2003, cuando un equipo de abogados de California presentó una demanda contra la compañía en nombre de enfermos hemofílicos. La acusación fue que Bayer había vendido en la década de 1980 coagulantes infectados con los virus de la Hepatitis C y el HIV. Por supuesto, Bayer rechazó la acusación explicando que se había atenido a “normas existentes en la época”. Cabe preguntarse si esas “normas” tuvieron que ver con los manejos de la FDA norteamericana, difundidos en ésta y otras notas, para jugar a favor de los intereses de las multinacionales químico-farmacéuticas. Por otra parte, a Bayer le interesaba sobremanera hacer pie en Wall Street llegando a cotizar en la Bolsa de Nueva York, una cima a la que aspiran llegar todas las grandes multinacionales, y para ello debía tener una carta de presentación intachable. Firmada seguramente por una FDA convenientemente “aceitada” y por el hecho de hacer “buena letra” en el mundo con sus productos y evitando juicios y demandas, al menos hasta que lograra aquel objetivo. Sin embargo no le fue tan fácil, ya que debió retirar del mercado el Lipobay (Cerivastatina), un medicamento para combatir el colesterol que no había sido debidamente comprobado, luego de que ocasionara miles de muertes por infartos y otras dolencias cardíacas. La criminal actuación de Bayer con ese fármaco obedeció a su necesidad de encontrar un hueco en el mercado de los medicamentos contra el colesterol, copado por multinacionales norteamericanas. Necesidad y urgencia que demostraron, una vez más, que los intereses de estos grandes grupos están muy por encima de la ética y de la salud a la que dicen servir.
De todas maneras, Bayer no sufrió en este caso los efectos de ninguna demanda en su contra. Es que las multinacionales farmacéuticas integran una parte destacada de la llamada Mesa Redonda Europea de Industrias, que se reúne periódicamente con altos consejeros de la Unión Europea para delinear las “líneas generales” de cada sector. Y como se dijo anteriormente, Bayer dispone de 400 ex ejecutivos de la firma que ahora son parlamentarios regionales o nacionales, a los que la multinacional además reúne mensualmente para presionarlos o tenerlos controlados, por lo cual no resulta para nada anormal que el gobierno alemán la haya absuelto de toda responsabilidad, negándose a iniciar cualquier acción jurídica, pese a las contundentes pruebas en su contra.
Otro ejemplo del desprecio de estos grandes grupos por la humanidad, se dio cuando a comienzos del 2003, el India Committee of the Netherlands publicó un informe según el cual las multinacionales Bayer, Monsanto, Unilever y Syngenta explotaban a niños en la producción de semillas en la India.
Para concluir con algunas muestras más de lo que realmente representa Bayer más allá de sus afamadas aspirinas, podemos referirnos a que esta compañía, una de las que más comercializa herbicidas, lo hace con algunos que han ocasionado lesiones graves en personas y animales, especialmente en el Tercer Mundo, donde los grandes grupos químico-farmacéuticos encuentran un campo fértil para que sus venenos sean aceptados y vertidos. Así ocurrió con el Baysiston, utilizado en los cultivos de café; Gaucho, para los de girasol; y el muy peligroso nematicida Fenamifos (Nemacur).
En todo caso, estas multinacionales siempre van a estar cubiertas en todos los flancos posibles, ya que si los “mecanismos políticos habituales” llegaran a fallar, se ponen en marcha otros planes.

Acción y reacción

De esos planes bien puede dar cuenta el colombiano Germán Velázquez, doctor en Economía y director del Programa Mundial de Medicamentos de la OMS, quien se atrevió a publicar un estudio en el que recomienda, entre otras cosas, la elaboración de medicamentos genéricos y la eliminación de las patentes, además de oponerse a los tratados de libre comercio (TLC) que con tantas urgencias y presiones intenta imponer Estados Unidos. Desde entonces el hombre vive bajo amenazas de muerte.
En mayo de 2001 fue atacado en Río de Janeiro por un desconocido que le robó su cartera, lo golpeó y con una navaja le dejó en una de sus muñecas una cicatriz de 16 centímetros. Lo que había quedado como un simple atraco tomó otro cariz en Miami, cuando Velásquez asistió a una reunión de la OMS: una noche en que caminaba por Lincoln Road fue abordado por dos hombres que lo golpearon y lo amenazaron de muerte. Mientras estaba tendido en el suelo, sus atacantes le dijeron: “Esperamos que haya aprendido la lección de Río. Deje de criticar a la industria farmacéutica”. La cuestión estaba más clara.
Velázquez denunció el hecho a la policía de Miami y lo comunicó de inmediato a la sede de la OMS. Según informó en su momento el diario español “El Mundo”, a su regreso a Ginebra todo pareció volver a la normalidad, pero diez días después sonó el teléfono por la noche en el domicilio de Velázquez y una voz le preguntó en inglés: “¿Tiene miedo?”. Cuando Velázquez preguntó quién era, la voz le respondió: “Miami, Lincoln Road”. Desde ese momento no cabían más dudas de que la vida del funcionario de la OMS estaba en peligro tanto en su casa como en el extranjero. Dos semanas después se repitió la llamada advirtiéndole que no asistiera a la reunión -que posteriormente se celebró y a la que Velázquez asistió de cualquier manera- de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para discutir sobre la relación entre el derecho a la salud y la propiedad intelectual de los medicamentos esenciales.
Por si fuera poco, y como otra muestra de los poderes con que son protegidos los intereses de las multinacionales, la entonces secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, le “sugirió” a quien era directora de la OMS, Gro Harlem Bruntland, que retirara de circulación el estudio elaborado por Velázquez y, más aún, que lo despidiera, pero esta funcionaria decidió mantener su posición negativa al respecto.
El caso es que Germán Velázquez continúa luchando, entre otros aspectos, contra las patentes exclusivistas de las multinacionales farmacéuticas, por la libre elaboración de genéricos y por un fácil acceso de los países pobres a los medicamentos, mientras se ha visto obligado a vivir bajo permanente protección policial y de una patrulla de las Naciones Unidas. Presiones a las que obligan las grandes “familias” de la mafia farmacéutica.

El gran negocio

La globalización ha permitido que se desarrolle una nueva forma de poder, la "farmacocracia", capaz de decidir qué enfermedades y qué enfermos merecen cura. Es así como el 90 por ciento del presupuesto dedicado por la industria farmacéutica para la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos está destinado a enfermedades que padece sólo el 10 por ciento de la población mundial. Un tercio de ésta carece de cuidados médicos adecuados. La codicia de las multinacionales del sector, los aranceles, las trabas burocráticas y la corrupción de los propios gobiernos de los países empobrecidos hacen posible que más de 2.000 millones de personas se vean privadas de su derecho a la salud.
Según la OMS, millones de personas en Africa, Asia y América Latina sufren las llamadas “enfermedades olvidadas”, como el dengue hemorrágico, la filiasis linfática, la oncocercosis, la enfermedad del sueño o el mal de Chagas, que afectan a 750 millones de personas y acaban con la vida de medio millón cada año. Enfermedades causadas generalmente por parásitos, transmitidas por medio de agua insalubre o por picaduras de insectos; pandemias que caen en el olvido porque sólo afectan a las comunidades más pobres; y víctimas que no cuentan con el dinero suficiente para acceder a un tratamiento o una medicación adecuada.
El caso del SIDA es un ejemplo claro de la diferencia que se da a unas enfermedades o a otras, según el nivel adquisitivo de quienes las padecen. En sus comienzos fue una enfermedad mortal de la que pocos habían oído hablar, pero cuando pasó a afectar a personas de los países desarrollados con capacidad para hacerse escuchar, asociarse y reclamar su derecho a la salud, las multinacionales farmacéuticas desarrollaron medicamentos que convierten al SIDA en una enfermedad "crónica" y no "mortal". Aún así, más de cinco millones de personas mueren cada año por el HIV y la mayoría de los enfermos –nueve de cada diez infectados viven en países empobrecidos- no pueden pagarse los tratamientos adecuados.
La vacuna contra el SIDA bien podría llevar años encerrada bajo llave en la caja fuerte de alguna multinacional farmacéutica. Para ninguna de ellas sería rentable comercializarla, sobre todo teniendo en cuenta que las personas más expuestas a esta enfermedad no podrían pagarla y que los enfermos de los países desarrollados ya pagan importantes sumas de dinero para su tratamiento. Este es uno de los abundantes capítulos que pueblan el particular código de “ética” de los grandes grupos químico-farmacéuticos.
El director del Programa Mundial de Medicamentos de la OMS, nuestro ya conocido y amenazado Germán Velásquez, en el Diálogo “Salud y Desarrollo: los retos del siglo XXI” efectuado en Europa en 2004, explicó que “las patentes de los medicamentos pueden estar bloqueando el desarrollo en lugar de potenciarlo, pues se trata de un monopolio que conlleva altos precios”. Señaló también que en el mercado de los medicamentos, “en vez de reglas negociadas por todos y en interés de todos, muchas decisiones de la Organización Mundial de Comercio son tomadas a puertas cerradas y se protegen intereses especiales”, y al referirse a la situación sanitaria en Africa subrayó: “Si bien es cierto que la no atención médica de las personas está penada con la cárcel, actualmente se está cometiendo ese crimen con un continente entero y sus víctimas se pueden contar por millones”. En otro orden y refiriéndose al tema del SIDA, expresó que “es una vergüenza que el 99 por ciento de las personas que tienen acceso a los retrovirales vivan en países desarrollados, mientras el 75 por ciento de las personas de todo el planeta viven en los países pobres, donde se vende sólo el 8 por ciento de todos los medicamentos del mundo”.
En relación a los medicamentos genéricos -otra de las batallas en muchos casos desigual que libran algunos países del Tercer Mundo contra las multinacionales farmacéuticas ya que son mucho más baratos que los patentados por éstas-, India encabeza la producción mundial, y los exporta a varios países de Asia e incluso a algunos en desarrollo. Pero también está enfrentando en los tribunales, entre otras, la embestida del laboratorio Novartis, uno de los “grandes” del sector, ya que el gobierno indio le negó una solicitud de patente para introducir el Glivec, un medicamento contra el cáncer. Por el momento las empresas indias continúan produciendo su similar genérico, que cuesta sólo 2.700 dólares por paciente y por año, frente a la versión de Novartis cuyo valor es de diez veces más, 27.000 dólares, también por paciente y en el mismo período.
Por su parte, Tailandia emitió recientemente una licencia obligatoria para quebrar la patente del Efavirenz, un producto de la compañía Merck contra el HIV, a fin de importar el genérico de fabricación india. En tanto, Filipinas está por librar una batalla legal contra la empresa Pfizer para poder importar de la India una versión del Norvasc, un fármaco para pacientes con problemas cardíacos. Por supuesto que las multinacionales del sector arremeten con demandas, juicios y todo artilugio jurídico contra estas expresiones de independencia sanitaria de los países que se atreven a ponerla en juego. No es para menos si tenemos en cuenta, por ejemplo, que respecto del Norvasc la compañía Pfizer obtiene en Filipinas 60 millones de dólares anuales sólo por la venta de ese medicamento, al cual cotiza a más del doble del precio del que está vigente en otros países, aprovechándose también de que en Filipinas las enfermedades cardíacas constituyen la principal causa de muerte.
Lo cierto es que cientos de miles de personas podrían salvar sus vidas si los países desarrollados aseguraran que sus compromisos de Doha, Qatar, durante la reunión de la Organización Mundial de Comercio, en materia de legislación de patentes, compromisos nunca asumidos efectivamente hasta el momento, proporcionen un equilibrio entre derechos y obligaciones, garantizando así que las vidas de las personas se antepongan a los beneficios económicos de las compañías farmacéuticas.

Rumsfeld y la gripe aviar

El tema de la gripe aviar alcanzó altos niveles mediáticos en los dos años anteriores. Al poco tiempo, luego de alcanzar también altos niveles de alarma transmitidos a la población mundial, las aguas comenzaron a serenarse. Por un lado se decía que una pandemia de gripe aviar –comparándola con la de influenza o “gripe española”, que costó unos 50 millones de vidas en el planeta entre 1918 y1920- costaría a su vez otros varios millones de vidas, especialmente en países pobres. Pero luego aparecieron algunas estadísticas que desvirtúan algo esa alarma, más aún cuando el mundo está a casi cien años de aquel período, en el que la tecnología y la elaboración de medicamentos estaba prácticamente en pañales. Dichas estadísticas muestran que desde hace nueve años, cuando fue detectado en Vietnam el virus de la gripe aviar, aún no llegan a cien las víctimas mortales, un promedio de once muertes al año, y en todo el mundo. Si bien no es para quedarse tranquilos exagerando la confianza, aún no da para asustarse demasiado.
Sin embargo, la aparición del virus H5N1, nombre científico del que causa la gripe aviar, le vino bien a un hombre que encontró la excusa para lanzar otra de sus guerras preventivas: el presidente norteamericano George W. Bush, quien rápidamente hizo sonar la campana de alarma para que el mundo temblara de miedo. Es que había hallado una poderosa arma preventiva, con la que tiene bastante que ver su hasta hace poco brazo derecho en esto de lanzar guerras por aquí y por allá: el inefable Donald Rumsfeld. Se trata del antiviral Tamiflu, comercializado por la compañía farmacéutica suiza Roche, que en poco tiempo se convirtió en la gallina de los huevos de oro: los ingresos por su venta pasaron de 254 millones de dólares en 2004 a 1.000 millones en 2005. Además con un techo imprevisible por delante, teniendo en cuenta la grotesca reacción de los gobiernos occidentales al efectuar pedidos masivos del fármaco. Sin embargo, la realidad es que la eficacia del Tamiflu es cuestionada por gran parte de la comunidad científica: muchos se preguntan cómo se espera que pueda servir ante un virus mutante cuando apenas alivia algunos síntomas, y no siempre, de la gripe común y corriente. Una breve historia tal vez aclare algo la cuestión.
Como bien señala el Dr. José Antonio Campoy, director de “Discovery Salud”, hasta el año 1996 el Tamiflu era propiedad de la empresa Gilead Sciences Inc, que ese año vendió la patente a los laboratorios Roche. ¿Y quién era entonces su presidente?. Pues nada menos que el incombustible y hasta hace poco secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld., a quien recordamos en una nota anterior como vinculado en su momento al laboratorio Searle, luego adquirido por la multinacional Monsanto, descubridor de un endulzante de trágicos antecedentes como el Aspartamo, comercializado bajo los nombres de Nutrasweet y Equal y componente hoy en día de la mayoría de los edulcorantes y productos marcados como “no calóricos” o “libre de azúcar” que pululan en el mundo, algo a que también nos referimos en una nota anterior. Cabe destacar que Rumsfeld continúa hoy vinculado a Gilead Sciences Inc. como uno de sus principales accionistas. El caso es que en cuanto se comenzó a hablar de la gripe aviar, Gilead quiso recuperar el Tamiflu alegando que Roche no hacía los suficientes esfuerzos para fabricarlo y comercializarlo. Que tuvo la suficiente fuerza para lograrlo –fuerza en la que probablemente puso su parte el entonces secretario de Defensa- lo demuestra el hecho de que ambas empresas se sentaron a negociar, acordando rápidamente constituir dos comités conjuntos, uno encargado de coordinar la fabricación mundial del fármaco y decidir sobre la autorización a terceros para fabricarlo, y otro para coordinar la comercialización de las ventas estacionales en los mercados más importantes, incluido Estados Unidos. A todo ésto hay que agregar un detalle más: Roche ya se quedó con el 90 por ciento de la producción mundial de anís estrellado, planta que crece fundamentalmente en China si bien se la encuentra también en Laos y Malasia, y que es la base del Tamiflu. Así el escenario se fue completando. Sólo faltaba comenzar a encontrar poco a poco y en distintos países algunas aves contagiadas con el virus –una gallina aquí, dos patos allá-, para crear así una alarma mundial con la ayuda de científicos y políticos sin demasiados escrúpulos o de escasa capacidad intelectual, y de los grandes medios de prensa, que como todos saben no se caracterizan precisamente por investigar lo que publican o emiten.
¿Y qué tiene que ver Rumsfeld con todo esto?. Pues nada absolutamente, si nos atenemos a su respuesta, claro. De acuerdo a un comunicado emitido en octubre pasado por el Pentágono (otra fuente “creíble”), el entonces secretario de Estado no intervino en las decisiones que tomó el gobierno de sus amigos, el presidente Bush y el vicepresidente Dick Cheney, sobre las medidas preventivas que había que adoptar frente a la “amenaza de pandemia”. El comunicado afirma que se abstuvo y no tuvo nada que ver en la decisión de la administración norteamericana de aconsejar y apoyar el uso del Tamiflu a nivel mundial. Por lo tanto, al hombre hay que creerle. Como cuando aseguró solemnemente que en Irak había armas de destrucción masiva. Además, el hecho de que su nombre aparezca unido a una vacunación generalizada contra una supuesta gripe del cerdo durante la presidencia de Gerald Ford, en la década de 1970, que dio como resultado más de 50 muertos a causa de efectos secundarios, no es más que una coincidencia. Como también lo es que la FDA aprobara el aspartamo a los tres meses de que Rumsfeld se incorporara al gabinete de Ronald Reagan, pese a que tras diez años de estudios del producto no se había tomado ninguna decisión. Por supuesto, Rumsfeld tampoco tuvo nada que ver, tras el atentado a las Torres Gemelas, con la compra del Vistide, fármaco adquirido masivamente por el Pentágono para evitar los efectos secundarios que podía producir la vacuna contra la viruela entre los soldados norteamericanos a los que les fue aplicada antes de ser enviados a conquistar Irak. Además, que el Vistide fuera también un producto del laboratorio Gilead Sciences Inc., creador del Tamiflu, es otra coincidencia. Así que a no pensar mal de Donald Rumsfeld y, en todo caso, a seguir de cerca todas las informaciones que aún aparecerán sobre la gripe aviar, y por las dudas a llenar los botiquines con Tamiflu. Tal vez no será un medicamento muy combativo contra la gripe aviar, pero al menos podrá evitar, con un poco de suerte, un modesto resfrío.

Los laboratorios de Frankenstein

Para ir concluyendo esta trilogía de notas en las que hemos expuesto a la consideración de los lectores los desastres mundiales contra la humanidad a que la someten las multinacionales químicas como Monsanto y Dow Chemical, entre otras; los graves problemas de salud generados por el Nutrasweet, sus derivados y los demás edulcorantes cuya base es el aspartamo; y esta última sobre los atentados contra la salud que también cometen las multinacionales farmacéuticas, dedicaremos un párrafo a otras compañías que, en sus investigaciones para crear nuevos productos o mejorar los ya existentes, realizan experimentos aberrantes.
La compañía Procter & Gamble (P&G) –dedicada a la creación y comercialización de productos que van desde jabones, shampúes y detergentes a diversos cosméticos y elementos femeninos como toallas higiénicas y tampones, y que no hace mucho extendió su accionar al rubro farmacéutico- al igual que Nestlé y Colgate-Palmolive está siendo acusada en los últimos tiempos de llevar a cabo crueles experimentos de laboratorio con animales, ya sea para probar químicos, cosméticos o alimentos balanceados. La organización británica “Uncaged”, que lucha por los derechos de los animales, acusa a Procter & Gamble de realizar experimentos dolorosos, invasivos y letales en perros, gatos y otras mascotas. Algunos de los que se mencionan son alergias severas inducidas en cachorros Siberian Husky y gatos muertos en experimentos abdominales invasivos. A su vez PETA (People for Ethical Treatment for Animals), otra entidad protectora de animales con más de un cuarto de siglo de trayectoria y con sede en Virginia, Estados Unidos, logró introducirse en uno de los laboratorios de IAMS, empresa adquirida en 1999 por P&G, y declaró haber encontrado perros que se habían vuelto locos tras un intenso confinamiento en jaulas con barrotes que tenían escasas dimensiones, otros a los que les habían extirpado las cuerdas vocales y algunos animales languideciendo en sus jaulas, abandonados y sufriendo horrores, sin asistencia veterinaria.
Los experimentos –denunciados en varias oportunidades y que motivaron que activistas de varios países, encabezados por “Uncaged”, realizaran un día de boicot a P&G en mayo de 2005, repitiéndolo exactamente un año después- incluyen la quema de la piel de los animales con ácidos, introducirles polvos en los ojos y otras lindezas por el estilo. Todo en nombre de la ciencia, por supuesto. Por su parte, Nestlé Purina Petcare lleva experimentando desde 1926 en un complejo ubicado en Saint Louis, Missouri (casualmente vecinos de Monsanto), donde alojan a alrededor de 600 perros y 500 gatos en trece edificios. Ellos mismos publican sus experimentos –entre los que figuran ciertos estudios en los que inducen fallos renales en perros y otros animales para después experimentar su cura con una dieta baja en proteínas- en periódicos científicos, con el fin de engordar las carreras y currículums de sus investigadores. En cuanto a Colgate-Palmolive, realiza sus pruebas en el Hill’s Pet Nutrition, en Topeka, Kansas. Hace algunos años, la Unión Británica contra la Abolición de la Vivisección publicó detalles de un experimento llevado a cabo por la compañía en la Universidad de Columbia, en el que se encerraba a conejillos de Indias en pequeños tubos de plástico y se les aplicaba una fuerte solución de sulfuro durante cuatro horas al día por espacio de tres días. Ello causaba que la piel de los animales se quebrase y sangrase.
Lo aquí expuesto ha sido, en suma, algunos de los ejemplos que nos obsequian las multinacionales químicas y farmacéuticas –en buena parte de los casos ocultándolos, disfrazándolos, desmintiéndolos o atacando a quienes se atrevan a denunciar, criticar u oponerse por cualquier medio a sus designios-, y que nos dejan una pregunta prácticamente incontestable: a la vista de los efectos nocivos de muchos productos elaborados por las grandes compañías del sector, de que los mismos sean inalcanzables para gran parte de la población mundial por su costo o por no llegar a sus países, y de los monopolios ejercidos por estas multinacionales respecto del patentamiento de los fármacos, ¿qué podemos consumir en definitiva?; ¿cómo podemos defendernos del envenenamiento de los químicos y de los medicamentos no debidamente comprobados?; ¿quién nos protegerá contra tantas carencias y abusos?. Quizás la última palabra sólo la tengamos nosotros mismos.

Al Maestro con cariño


Ryszard Kapuscinsky
Te copiabamos tanto...

Hace un año desaparecía nuestro entrañable colega Ryszard Kapuscinski, a los 74 años. Digo "nuestro", porque el era, en parte, de todos. El encarnaba el periodismo en toda su pureza. Muchos queríamos parecernos a este heroe casi mítico, que alentó a seguir periodismo a más de un jóven.


"No es una carrera, es una misión de por vida". Eso les enseñaba como bienvenida a los jóvenes que querían seguir Periodismo. Era eso y mucho más. Compromiso total con la verdad y con los más desposeídos. Narrar, "desde adentro", vivendo, los horrores y los pesares de los países subdesarrollados. Por eso pasó gran parte de su vida, a sus anchas, en pocilgas "de cuarta", de países perdídos que tan rápido como nacían, morían, la gran mayoría de ellos africanos. Como maestro no toleraba la ignorancia, la que consideraba el principal enemigo del periodismo. Pero siempre sin un ápice de jactancia. A fin de cuentas él era muy humilde. Kapuscinsky trató de encontrar la escencia del "Contiente Negro" tan ajeno y lejano (sobre todo para un "blanco polaco") en miles de reportajes y algunos libros, el mejor de los cuáles, "Ebano", es o debería ser, de lectura obligatoria para cualquiera que desee ser periodista. Ninguno se sorprendió tanto como él, cuando ya a sus 4o´y pico de años, se convirtió en un "boom" editorial, con sus libros traducidos a más de 30 idiomas. Luego llegarían los miles de premios que él jamás anheló, pero que el mundo entero le tributó.
Kapuscinski nació en Pinsk, ahora en Belarus. En 1945 fue llevado a Polonia por su madre, buscando a su padre, que estaba desaparecido como soldado. La guerra sería una constante en su vida y caló hondo en su jóven psique, esos años de "dolorosa hambre, frío, muertes súbitas a mi alrededor, ruido y terror; sin zapatillas, sin hogar, sin libros en la escuela. Decadas más tarde él escrbiría: "El que ha atravesado una guerra sabe que difícil es transmitir esas sensaciones a aquellos que, por suerte, no conocen ni están familiarizados con estos escenarios. Sabemos que el lenguaje a veces nos falla, y cuán a menudo sentimos que no es de ninguna ayuda, como la expeiencia es, finalmente, incomunicable".
Después de haber estudiado Historia en la Universidad de Varsovia, encontró su "metier" a los 23 años, como un periodista "a prueba" en un diario juvenil. Una historia que exponía manejos turbios y borracheras de algunos dirigentes lo puso en el ojo público y desató una tormenta política en la Polonia comunista. Sin ánimo de sorprender contaba que un día de 1958 lo llamaron de la Agencia Polaca de Noticias (PAP), simplemente porque en la guerra habían muerto la mayoría de los periodistas y buscaban a alguien que pusiera bien puntos y comas. Tenía 25 años. Y según sus confesiones, nunca había leído para entonces un libro de peso, salvo la literatura juvenil polaca que había caído de cuando en cuando en sus manos. Era un poeta iletrado, se reía. De allí en más, prefirieron darle coberturas periodísticas en el exterior. Como enviado especial viajó a India, Pakistan y Afghanistan, siendo el primer periodista poláco en tener esa oportunidad (sobre todo porque en la pos-guerra no tenían dinero). Después renunciaría y trabajaría para la Agencia de Noticias Polaca (PAP), para la que escribiría hasta 1981.
En 1957 lo enviaron por primera vez a África, y volvió a ese continente que lo "subyugaba" tanto como pudo en 40 años. Hizo coberturas en todo el continente, incluídas 27 revoluciones y golpes de estado: La forma magistral en que los cubría hacía que el lector se sintiera como parte de la historia que estaba ocurriendo. El y sus muchachos no tenían dinero, y frecuentemente debía acudir a su papel de traficante de contactos, para otros reporteros, que sí tenían dinero, a los que ayudaba incluso a construir sus planes de notas y contratar avionetas para llegar a la escena del último drama. "Africa fue mi juventud", diría después, describiendo así cuánto significaba ese continente para el.
Desde sus primeros años como periodista, Kapuscinsky desarrolló una técnica de llevar dos cuadernos de anotaciones. Uno era el que le permitía ganar su modesta paga como periodista de agencia. El otro estaba lleno de experiencias, que él modestamente, creía incomunicables, las mismas que se convertirían en éxitos como El Emperador (1978), contando los últimos días de esa extraordinaria figura, que fue Haile Selassie, Emperador de Etiopía, "El León de África". Fue su primer éxito literario y el que lo llevó a salir de las fronteras polacas como un "autor de culto" al comienzo, y un consagrado después. No son pocos los lectores jóvenes que llegaron a este relato buscando información sobre la deidad rasta, tras las huellas de Bob Marley. Es que Haile Selassie es considerado por la filosofía rastafari como una divinidad, un sucesor del Rey Salomón. Kapuscinski llegó a Addis Abeba, la capital de Etiopía, para cubrir la caía del hombre que había gobernado durante 50 años, derrocado ahora por un Consejo Revolucionario. Kapuscinski concibió el libro sobre Selassie como el relato coral construido por todos los que lo rodeaban, desde el porta-almohadones hasta el hombre de la tercera puerta. Son diversas voces que narran lo increíble. “Mi habilidad consistía en saber abrirla justo en el momento adecuado. Porque si la abriese demasiado pronto, eso podría causar la imperdonable impresión de que invitaba al Emperador a abandonar la sala. Si, por el contrario, la abriera demasiado tarde, habría obligado al Más Extraordinario Señor a espaciar sus pasos o incluso a detenerse, lo cual hubiera supuesto un menoscabo a su imperial dignidad, la cual exigía que el movimiento de la Primerísima Persona se realizara sin el menor peligro de colisión y sin que se interpusiese el menor obstáculo.”
Después escrbiría otra genialidad del periodismo narrativo: Otro Día en la Vida (1976), una visión única y con el foco en primer plano del colapso del colonialismo portgués en Angola. El lo describiría como "un libro muy personal, se trata sobre todo de estar solo y perdido". Fue el único periodista extranjero presente en el caótico y siniestro verano de 1975. Mientras los portugueses se iban y dejaban sus vidas para proteger cajas en el puerto, soldados del apartheid de Sudáfrica y Zaire avanzaban sobre Angola, al mismo tiempo que Cuba, desembarcaba tropas de su ejército en ayuda del gobierno de Angola, encerrado en la capital. Mientras tanto, encubiertos, hombres de la CIA y de la Inteligencia portguesa (PIDE). esparcían rumores de un inminente triunfo sudáfricano, pero Kapusinsky era una "mosca en la sopa" para rebatir esas afirmaciones y contar el avance cubano y de las guerrillas comunistas, contra los "escuadrones de la muerte" blancos. Entre las historias increíbles, el calor sofocante y la histeria colectiva, la única conexión a un mundo más coherente, era el telex matutino que mantenía con Varsovia. Esto fue seguramente lo que lo mantuvo cuerdo. Mientras completaba una historia sobre las locas y patéticas escenas en las calles, Kapuscinsky preguntaba sobre el clima en casa, y se quejaba constantemente de la comida. Nunca en su vida pudo sacarse "esa" Angola de su mente, y cuando se reunió con mi padre (Londres, 1986) y otros periodistas, lo único que quería, era hablar sobre otro libro de ese período, una especie de homenaje al soldado portugués Antonio Lobo Antunes, y un libro "Al Sur de la Nada", que el creía sería el único que valdría la pena en su carrera.


Toda su escritura sobre países subdesarrollados viene de experiencias vividas allí. De él se pude decir que amaba el Tercer Mundo, que con todas sus inequidades y terribles fallas, no era tan falso como la mayoría de los grandes países capitalistas. Siempre trato a nuestros países subdesarrllados con respeto, como si estuviera en su Varsovia natal, pasando hambre y frío, en medio de las balas. Su compatriota, el también mítico director de cine, Andrzej Wajda, lo convirtió en su modelo de periodista en la película "Rough Treatment" (1978).


Kapuscinski hablaba de un “lazo emocional” con estos países, en los que solía enfermar de malaria tantas veces como un porteño se contagia de gripe. O donde su pasaporte polaco, en épocas de la Cortina de Hierro, lo condenaba al cruzar las fronteras, desde llevarlo a la cárcel hasta la horca. Si su mito cuenta con ingredientes, son las escenas en que en sus libros se detienen, con un tono de elegante humildad, a relatar la zozobra de sus pesares. La fiebre, el frío extremo, el miedo, el dolor físico propio, jugaban en sus textos como la contrapartida necesaria no sólo con el lector que busca el verosímil de esas escenas dantescas, sino con sus personajes, hombres y mujeres sufridos que parecen encontrar en Ryszard un amigo sin dobleces dispuesto a escucharlos con la mirada clara de un monje lleno de piedad.


Kapuscinksi describía su trabajo como "reportaje literario", muy cercano a los que creemos y abogamos por el periodismo narrativo. Su personalidad era la de un hombre modesto que entendía la importancia de entender al mundo. Lo cortés no quita lo valiente (esto, aquí en Argentina jamás se entenderá), era un crítico despiadado del periodismo y, entre libro y libro, estaba en la primera línea de cualquier frente, donde la integridad humana peleara una batalla. "sin tratar de entender otros modos de ver la realidad, perciviendo, describiendo, no entenderemos nunca nada del mundo". ¡Que bien que nos vendría un Kapuscinsky cubriendo el fanatismo católico de Bush en "la guerra contra el terrorismo", las vivencias de los que sobreviven en Irak y una mirada crítica sobre quiénes son los verdaderos terroristas!. El creía que la mente europea, no ya digamos la estadounidense, era "demasiado perezosa para hacer el esfuerzo intelectual de entender el mundo real, dominado por complejos problemas de pobreza, y muy, muy lejos del estereotipo que creaban los multimedios televisivos" . El entendió al Tercer Mundo, no fue un "Manu Chao", con tarjeta "Golden". No, el "vivió" la desolación del Tercer Mundo.
La hipocresía y quietud europea lo aburrían y fastidiaban, y sus últimos años de su vida, sabiéndose enfermo, los dedicó a América Latina. El formó parte del Nuevo Periodismo Iberoamericano y de los talleres que organizaba su amigo Gabriel García Márquez en México.
Habló siempre de la importancia del reportaje, y atacó duramente hasta el final, a los multimedia que tomaban la noticia como un producto. También lanzaba sus dardos mordacez contra los corresponsale especiales "de avión", que hacían reportes del drama reciente, sin contar todo el contexto que lo había hecho posible, y sin compromiso, dejando el tema inmediatamente, como si los eventos surgieran de la nada y se extinguieran rápidamente.
Kapusinsky odió profundamente lo que el llamo la "metamorfósis de los multimedia". El valor de las noticias, cuando él comenzó, solía decir siempre, no tenía nada que ver con ganancias, sino que era buscar las raíces de la lucha política y la búsqueda de la verdad.
No habrá otro igual. No lo "dejarán haber".

Kapuscinsky Básico

Colaboró en Time, The New York Times, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. Compaginó desde 1962 sus colaboraciones periodísticas con la actividad literaria y ejerció como profesor en varias universidades.
Fue maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada y presidida por Gabriel García Márquez. Fue corresponsal en el extranjero hasta el año 1981. Falleció el 27 de enero de 2007.
Entre 1954 y 1981 fue miembro del Partido Unido de los Trabajadores Polacos (denominación que tenía en Polonia el Partido Comunista). En 1964, tras perfeccionar sus habilidades para reportar asuntos domésticos, fue designado por la Agencia de Prensa Polaca (PAP, por sus siglas en polaco) como su único corresponsal en el extranjero. Viajó por los países en vías de desarrollo y reportó guerras, golpes de Estado y revoluciones en Asia, Europa y las Américas; incluyendo la Guerra del Fútbol. En el mundo anglosajón Kapuściński es mejor conocido por sus reportajes en África en las décadas de 1960 y 1970, cuando presenció de primera mano el fin de los imperios coloniales europeos en aquel continente.
Recibió el PremioPríncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, 2003 por «su preocupación por los sectores más desfavorecidos y por su independencia frente a presiones de todo signo, que han tratado de tergiversar su mensaje»; el Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cracovia, la Universidad de Gdansk, Universidad de Silesia en Katowice, Universidad de Wroclaw, Universidad de Barcelona y la Universidad Ramon Llull.
Ganó el Premio Letterario Elsa Morante (2005)

Obra literaria

El Emperador, sobre el emperador de Etiopía Haile Selassie.
El Sha, tema de la época del Sha Mohamed Reza Pahlevi de Irán.
El Imperio, acerca del derrumbe de la Unión Soviética.
Ébano, considerado por muchos su mejor libro, contiene reportajes ubicados en varios países de África.
Lapidarium IV, fragmentos de reportajes y pensamientos.
La guerra del fútbol, en que habla sobre diversos conflictos africanos y latinoamericanos. El reportaje que da título al libro narra la guerra que llevaron a cabo Honduras y El Salvador, cuyo detonante fue un partido de fútbol entre las selecciones de ambos países valedero para el mundial de México en 1970.
Los cínicos no sirven para este oficio, basado en entrevistas y conversaciones moderadas por Maria Nadotti.
Un día más con vida, donde narra la descolonización portuguesa de Angola en 1975 y sus consecuencias: una guerra civil que asoló la región hasta hace muy poco.
Los cinco sentidos del periodista, que recoge principios básicos de periodismo, con base en los talleres que impartió en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
El mundo de hoy, en el que el autor reflexiona sobre los últimos acontecimientos ocurridos en el mundo tales como el 11-S o el 11-M, así como una especie de autobiografía acerca de lo mucho que ha vivido y sus reflexiones para comprender el mundo en el que vivimos.
Viajes con Heródoto, publicado en 2006. Obsesionado por cruzar la frontera, la redacción del diario en el que trabaja, le envía a la India con el único bagaje de lo que es y un libro, la Historia de Heródoto, el primer historiador griego. Es un libro de difícil clasificación, en el que homenajea a un Heródoto protorreportero, descubridor de algo tan fundamental como que los mundos son muchos. Poco tiempo después, abandonaría éste, seguramente hacia otro, donde lo necesiten tanto como acá.

Ultimas noticias de un muerto
¿Hasta donde llegará la locura polaca? Los pequeños Kaczynski que gobiernan Polonia con la "mano dura" que muchos envidian en Argentina y su fiel escudero Roman Giertych (vicepresidente y ministro de Educación) mantienen su escalada ultraconservadora, llegando hasta límites insospechados y peligrosos. Esta nueva Stasi, esta versión ultra católica de la KGB, ha llegado a cuestionar y perseguir la figura de Ryszard Kapuscinski, uno de los polacos más universales, incluyéndolo en una lista vergonzante que se engrosa cada vez más de "falsas figuras de prestigio", promovida por el Gobierno, al amparo de la Ley de Lustración, y que según estos inquisidores del siglo XXI, está formada por aquellos que presuntamente colaboraron con el régimen comunista que cayó hace veinte años y merecen ser olvidados de la "memoria nacional".


Aún muerto seguís siendo cuestionador Kapuscinsky...